18 mayo 2007

El vértigo de la diversidad

Es lamentable que en las épocas de crisis como esta en que vivimos, sean los marginados los que gozan de privilegio. En las épocas clásicas, como, por ejemplo, entre 1930-60, había modelos. Y, tanto en la sociedad como en la Iglesia, las personas que se apartaban de tales modelos se las consideraba marginadas, hasta el punto que la marginalidad era contemplada en cuanto tal.

A partir de mayo de 1968, asistimos a una verdadera canonización de la marginalidad: si uno permanece personalmente fiel a los principios que le han sido inculcados, es considerado como arcaico, como un desfasado, con un tono de claro menosprecio. Consideremos el problema que esto constituye para nosotros, que nos referimos a una revelación que se remonta a dos mil años, una religión de encarnación, judeo-cristiana, con un mensaje datado, radicado en el tiempo y en el espacio.

Esto supuesto, cae lo permanente en descrédito, y en todas las cosas se privilegia la diversidad, el fenómeno de la desviación. Es el resultado de la influencia de los "media", anclados en lo diverso, en lo que se aparta de la norma y que es presentado de forma extraordinariamente simpática (véase por ejemplo el inmediato éxito de la revista "Autrement". Bien se trate de medicina, de Iglesia o de todos los posibles fenómenos de nuestra sociedad, en los números de esta revista, hechos con mucho talento, se encuentra siempre el panegírico de lo que es autre, de lo "diverso"). Bien se conoce el proverbio inglés: "La hierba del vecino es siempre más verde". Este hecho ha llegado a ser hoy como un vértigo: Dificultad para una Iglesia a la que nosotros pertenecemos y que pretende poseer una vedad, trazar las líneas de conducta. En todos los grandes debates que han acompañado a los documentos de la Iglesia en la última década, en ciertos órganos de información, hablados o escritos, se encuentra el mismo espacio, el mismo planteamiento tipográfico, la misma presentación, reservados a la contestación de quien tenía autoridad para hablar, cuando no ocurre exactamente lo contrario (Encíclica Humanae Vitae... y quintales de papel reservados a la contestación por parte de los marginados), y esto acaba produciendo un efecto terrible sobre los lectores y sobre los oyentes.

Paul Poupard, Iglesia y culturas

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