17 abril 2025

Brague

Recojo algunos párrafos de la entrevista que Rémi Brague concede a Aceprensa en su número de diciembre de 2024.


El cristianismo no está llamado sólo a sobrevivir en la cultura europea, sino a darle el sentido más humanamente profundo. La dignidad es un concepto esencialmente cristiano que lo explica todo.

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El cristiano no es un ayatolá entrenado para castigar a los desobedientes. Es, sencillamente, un ciudadano responsable que quiere ayudar a la sociedad a evolucionar con una perspectiva humana que, ciertamente, nos haga mejores como personas y como pueblos.

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Los cristianos estamos llamados a prestar nuestra colaboración con los demás en medio de un campo de minas; por eso deberían ser muy bienvenidos en las sociedades abiertas y respetuosas del siglo XXI. Cuando se ama a las personas y a la sociedad se busca, se prefiere y se impulsa el bien. Nadie confía en un médico que te dice que fumes, que bebas y que hagas todo lo que quieras. Es más difícil ser el médico que te alerta de que tienes una mancha fea en el pulmón. La misión de los cristianos no siempre resulta agradable, pero es necesaria para el bien de toda la humanidad.

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El cristianismo tiene la posibilidad y el deber de enseñar a ver lo humano incluso donde otros solo ven lo biológico para seleccionar, lo económico para explotar, lo político para manipular.

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Me llama la atención una tendencia actual en el cristianismo: la de caer en la tentación de reemplazar el humanismo por el humanitarismo. El humanismo es el afán por la mejora humana, por la virtud; el humanitarismo es solo hacer cosas buenas. Y sí, querer el bien del prójimo es magnífico, pero la perspectiva humanitarista es superficial. El humanitarismo piensa que el hombre es naturalmente bueno, y que el mal es un simple accidente que se puede vencer con un poco de buena voluntad, no algo profundamente instalado en nosotros.  



15 abril 2025

Sobre El celoso extremeño

La defensa de la libertad individual es una de las finalidades que determinan su creación y dan sentido y ejemplaridad a la novela de El celoso extremeño […] Los cerrojos cierran, pero no guardan. La honestidad no depende de que tapiemos la puerta de nuestro cuarto; depende de nuestra virtud. Ahora bien, “solo en la libertad florece la virtud. De aquí que si se ama la virtud se tenga antes que hacer al hombre libre; de aquí también que cuando el convento se considera únicamente como clausura, sirva exclusivamente para expiar las culpas… Carrizales no buscaba en Leonora un ser virtuosamente inocente, sino inocentemente ignorante, que no echara de menos su libertad. Con la vida de Carrizales todos los sectores viven lo poco que hay que fiar de llaves, tornos y paredes cuando queda la voluntad libre”. Este ha sido el error de Carrizales. El ejercicio de la virtud supone libertad, y aquel que quiera encauzar la voluntad de alguien hacia el bien, necesita primero liberarle. (Dicho sea de paso, esta es la gran cuestión que el hombre, en cualquier tiempo, tiene planteada.)

Luis Rosales, Cervantes y la libertad, séptima parte, capítulo 1. Cita de Joaquín Casalduero



12 abril 2025

En el jubileo de la esperanza,

 

esto de Cervantes (El rufián dichoso):


La mayor ofensa haces

a Dios, que puedes hacer:

que en no esperar y temer

parece que le deshaces,

pues vas contra el atributo

que él tiene de omnipotente:

pecado el más insolente,

mas sin razón y más bruto.

En dos pecados se ha visto

que Judas quiso extremarse

y fue mayor el ahorcarse

que el haber vendido a Cristo.




07 abril 2025

Fantine

La primera parte de Los miserables es un folletín de campeonato, que se salva por el virtuosismo narrativo de Víctor Hugo. La doncella atribulada hace llorar al apuntador y el prota se ve en unos dilemas morales de tragedia griega. El narrador se mete en el pellejo de cada personaje y nos revela hasta lo que ellos mismos no sabrían nunca explicar de sí mismos. Es también una exaltación de la misericordia frente a la justicia, o de la justicia atemperada por la misericordia. Fantine y Jean Valjean son víctimas del summum ius que como sabemos es summa iniuria, representado por el policía Javert, una especie de psicópata capaz de pedir su propia destitución cuando piensa que se ha equivocado.

Valjean es el hombre que se convierte a Cristo cuando lo ve en uno de sus discípulos de verdad, el obispo de Digne, capaz de hospedar al que todos rechazan y de salvarlo de la cárcel dándole literalmente la otra túnica aparte de la que había robado (en este caso se trata de un menaje de plata). Si el obispo es un santo, Valjean aún es un espíritu vacilante, capaz sin embargo de esforzarse hasta el heroísmo en pro de los desvalidos. La narración de sus luchas interiores es una de las cumbres del arte de Hugo.

Hasta aquí, todo impecablemente cristiano. Sobra lo del obispo pidiendo la bendición al viejo revolucionario. Es un pegote, de hecho. Pero Víctor Hugo no pierde ocasión de mostrar sus fervores por la revolución, a la que consideraba algo así como la auténtica intérprete de Cristo, válgame Santa Lucía. 

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05 abril 2025

NKVD

 

Eran las siglas de la policía política de Stalin, la Gestapo soviética. Jesús Hernández (PCE) describía así a sus agentes:

Son funcionarios de una autoridad y formación especial. Fríos, crueles, sin alma. Su espíritu de cuerpo les lleva a sospechar de todo y de todos, hasta de su padre y de su madre, a los que pegarían un tiro en la nuca con la mayor naturalidad, en cumplimiento de su misión. Viven constantemente alerta y recelando de cuantos les rodean. El jefe no sabe si el subalterno es el confidente de confianza [sic] del escalón superior. Puede darse el caso de que le portero o el ordenanza que abre la puerta resulte una jerarquía más alta que la del jefe en funciones. Su deber es no creer en la sinceridad, ni en la honradez de nadie. Un “inkadevista” debe ser un hombre sin entrañas, un ser deshumanizado, que tenga por lema “es preferible condenar a cien inocentes que absolver a un culpable”. Fanáticos, en principio, degeneran hasta la animalidad. Primero matan y torturan porque así se lo ordenan o porque lo dispone el reglamento. Después van sintiendo la necesidad de oír los gritos de dolor y los estertores de sus víctimas. Les resulta armonioso el estampido del pistoletazo. Como el morfinómano busca el placer de las drogas, el “inkadevista” lo busca en la sangre y en el sufrimiento de los demás. La vida de un hombre nada significa si se la pueden arrancar a pedazos o a balazos.

Citado por Rafael García Serrano, en Diccionario para un macuto, s. v. checa. Luego describe él mismo a esas prisiones, concebidas a imagen de las rusas:

Cátedra del nuevo humanismo marxista, laboratorio de terror, seminario de rufianes, consulado del infierno, patio de bergamines, sima de la vergüenza de ser hombre, cúspide de la inhumanidad, pus de Lenin: esto es la checa.



 

02 abril 2025

Qué libertad

Vintila Horia se refiere a los autores que han abordado en sus novelas el tema del totalitarismo.

La diferencia entre Bernanos y Huxley, Orwell o Jünger es que, mientras que estos hegelianizan de alguna manera el destino humano proyectándolo en el Estado y dándole un matiz colectivo –de aquí la falta de personalidad de los personajes utópicos en la novela contemporánea—Bernanos los existencializa, en el sentido de que su drama es única y exclusivamente personal y presente. El Estado no existe en las novelas del autor de Monsieur Ouine. Sólo existe el cura y el pecador, el santo, hombre o mujer, y los que no pueden serlo porque están ahogados por la mediocridad, o sea, víctimas ya del demonio moderno. La tentación de la desesperación, que mueve a sus personajes antes de haber conseguido la esperanza, no es la de los héroes de Orwell, que bregan por la libertad, pero no en un sentido religioso, sino político y moral. De este modo, podríamos decir que, aunque lograsen liberarse de las garras del Estado y, como Winston Smith, deshacerse del Big Brother y hacer volver a la sociedad a un estado de normalización en las relaciones humanas, su libertad sería una mera ilusión, porque pasarían de un demonio a otro. De Oceanía a un Mundo feliz. Sus derechos humanos se verían como reanimados y protegidos, pero, en el fondo, el problema seguiría siendo el mismo, puesto que, tarde o temprano, en aquella perspectiva hegeliana, racionalista y democrática, la tentación de Leviathán se apoderaría de un nuevo hermano Mayor y el juego se repetiría. Es así como el drama ha de producirse en el marco del Estado hegeliano, manejado por los neognósticos, modificadores del mundo, a los que Bernanos llama la Retaguardia, los que no van a la guerra, pero sí la organizan, con el fin de sistematizar el futuro según sus planes utópicos, fieles a la filosofía del siglo XVIII.

(Los derechos humanos y la novela del siglo XX, capítulo 9, 29)



29 marzo 2025

El progreso de la literatura,

es decir, el perfeccionamiento del arte de pensar y expresarse, es imprescindible para el establecimiento y la conservación de la libertad. Es evidente que las luces son absolutamente necesarias en un país donde todos los ciudadanos que viven en él participan de forma inmediata de la acción de gobierno.

(Madame de Staël, La literatura y su relación con la sociedad, “Discurso preliminar”)


Dejando aparte la cuestión de si, en nuestros sistemas democráticos, los ciudadanos “participan de forma inmediata de la acción de gobierno” (a no ser que esa acción consista en meter una papeleta en una caja), se entiende el trabajo que se han tomado los gobiernos socialistas españoles en conseguir que nuestros estudiantes sean incapaces de entender una columna periodística o de situar Cuenca en el mapa.  



 

25 marzo 2025

Un caballero en Moscú

Frente a las tres posturas a las que estamos acostumbrados en un héroe que se enfrenta a la represión de un régimen totalitario (la del asceta, la del rebelde y la del desesperado), el conde Alexander Rostov opta por un estoicismo sonriente y amable que no abandonará en los treinta años que pasa confinado en el hotel Metropol de Moscú y que le proporciona excelentes resultados. Armado con las virtudes propias de su educación aristocrática: la prudencia, el don de gentes, el humor fino, la gratitud, la elegancia, el buen decir, conseguirá en su prisión de oro pasar por todas las experiencias de una vida lograda: la amistad, el eros, el trabajo (no forzado), el magisterio e incluso la paternidad. Sí, porque el encanto personal del conde se revela sobre todo en su grato con Nina, la pequeña huésped del hotel que años más tarde ha de acompañar a Siberia a su marido represaliado, y con la hija de esta, Sofía, que Nina confía al conde con la esperanza de volver a encontrarla pronto. Al frustrarse esa esperanza, Rostov asume el papel de papá con el mismo garbo con que se enfrenta a todo lo demás.

Es la peripecia de un Robinson Crusoe (el símil es del propio narrador) en una isla urbana que, si bien le permite hacer la vida relativamente normal de un huésped, no deja de ser inhóspita a la hora de dormir, pues es desplazado de la suite donde vivía a un cuchitril que él se encargará de hacer relativamente habitable. Como Robinson, no pierde la esperanza de recuperar su libertad, pero en el entretanto procura adaptarse sin perder la compostura, consciente de que “hasta con los actos más pequeños puede uno restablecer cierto orden en el mundo”, frase que podría resumir el espíritu con que Rostov afronta su condena. Este espíritu optimista es la guinda de una novela, por lo demás, redonda en cuanto a su construcción, lejos de los experimentalismos del pasado siglo y con el sabor de las grandes historias de todos los tiempos.

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23 marzo 2025

La conjura de las rapaces (Alix senator, 3)

Con los dos primeros números agotados, me leo el 3 para descubrir a un Alix de pelo blanco, cincuentón y senador. No aparece ninguna esposa pero sí un hijo, Titus, cuya madre imagino que conoceremos en algún otro número, anterior o posterior. Pero hay algo de misterio en ello, ya que los chicos le mientan a la madre para meterse con él. Uno puede pensar que se trate de Lidia, la hermana de Augusto, ya que, cuando Alix acude a ella para que interceda por Titus, encarcelado por su hermano, parece mover más que una influencia. Pero el desenlace te hace replanteártelo.

En todo caso, la trama no es esa. Se trata de que hay, como indica el título, una conjura contra Augusto, movida por próceres disgustados con el emperador, que tratan de colocar en el trono a un Cesarión que no ha muerto en Alejandría, como supone la Historia. A causa de Enak, que había tomado partido por el hijo de Cleopatra, Alix cae en desgracia de Augusto. El desenlace es feliz para Alix, como cabe esperar, pero resulta más bien inverosímil.

No es Jacques Martin, evidentemente. Sigue la pauta de este a la hora de mezclar invención con historia, y no cabe duda de que, como en Astérix, sirve bastante bien para aprender cultura clásica. El dibujo tiene la ventaja, sobre el de Martin, de que las caras son menos parecidas entre sí (Martin tenía cuatro o cinco moldes), pero quizá dé menos sensación de vida. El guion flojea, sobre todo si lo comparamos con esas grandes construcciones que son Las legiones perdidas, El último espartano y La tumba etrusca.

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19 marzo 2025

Los tópicos seudocientíficos

 de todo eso que se dice “educación sexual” matan la niñez, precipitando su madurez en corrupción anticipada: haciendo al niño hombre antes de tiempo, por forzar el tiempo, por robárselo desde fuera, como si explicándole racionalmente a un niño el “mecanismo de la sexualidad” le libertaran de algo, sin pensar que es todo lo contrario… Porque no es el sexo el que debe dominar al amor, sino el amor al sexo… Verdad perogrullesca cada vez más desconocida de la ignorante y socialmente peligrosísima pedagogía actual que se llama a sí misma progresista.

Un momento de lucidez de José Bergamín (1895-1983), citado por Alicia Rubio.




12 marzo 2025

Mujer

Ella [Fortunata] está en posesión de la realidad primitiva, íntegramente entregada, sin cálculos ni razonamientos, a la realidad de los impulsos naturales: la pasión por su hombre y el orgullo de la maternidad. Cada vez que aquel veleta vuelve a ella, ya tiene Fortunata su vida plena de sentido y tensa de energía; cada vez que se le va, la vida se le queda literalmente vacía y desmayada, y ya no le importa lo que hagan con su cuerpo ni con su alma: los abandona a la voluntad ajena, sin rabia y sin vicio, con indiferencia, como trastos inservibles.

Amado Alonso, “Lo español y lo universal en la obra de Galdós”, en Materia y forma en poesía.




09 marzo 2025

Eutanasia

El subtítulo delimita un poco más el contenido de este libro: “¿Debemos matar a los enfermos terminales?” Porque de lo que trata Pollard es de poner el acento en que la eutanasia significa matar y es algo diverso del “derecho a morir” entendido este como derecho a rechazar los tratamientos que no curan sino que únicamente mantienen con vida. Son conceptos que con frecuencia se confunden, tanto en la propaganda como en las leyes. Por ello el autor emplea el verbo matar sin tapujos y siempre que viene a cuento, sin eufemismos ni circunloquios. La muerte digna es también algo diverso del derecho a que me maten: es muerte digna aquella que está de acuerdo con la dignidad humana, es decir, rodeado de cuidados y a ser posible del afecto de familiares y amigos (“cercado de su mujer y de sus hijos y hermanos y criados”).

El libro data (1989) de cuando aún no existían leyes que validasen la eutanasia, ni siquiera en Holanda, aunque y aquí la vista gorda estaba generalizada. Sin embargo, el debate estaba ya en la calle y el libro recoge también todos los aspectos problemáticos de esta práctica: la relegación de los cuidados paliativos, la manipulación de encuestas, la consideración del enfermo como menos digno de vivir, la confusión en torno a los analgésicos o quién ha de tener la responsabilidad de matar.

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07 marzo 2025

Bernarda

Actualizo la entrada “El prohibido”, de 5 de enero de 2018, con una nota sobre una representación de La casa de Bernarda Alba en la temporada 1949-50.

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04 marzo 2025

Llevarle la delantera al purgatorio

 Sabias palabras de Jean Danielou (Mitos paganos y misterio cristiano):

…la que salva es la gracia y no la interioridad [digamos la ascesis personal]. Pero esta gracia que salva viene a asumir los valores que son los del hombre y fructifica tanto más cuanto mejor religiosamente desarrollado encuentra un terreno. Y esta es la razón por la que los santos, aquellos a los que nosotros llamamos santos, son precisamente aquellos en los que la gracia que salva ha fructificado, porque ha encontrado una riqueza de interioridad muy grande, mientras que, por el contrario, los que de ninguna manera tienen esta interioridad, la gracia se derrama sobre ellos, pero de una manera que permanece exterior sin penetrarlos en el interior. Es decir que tendrán trabajo en el purgatorio. Es necesario que la gracia nos haya rehecho y vuelto a tomar totalmente. Por eso la oración es como llevarle la delantera al purgatorio.



02 marzo 2025

Jiménez Lozano

 …un mundo como el nuestro en el que los actos más perseguidores se hacen en nombre de la lucha contra la persecución.

(En Los cuadernos de Rembrandt, 2008)



01 marzo 2025

¡Hala, como Franco!

  [Carintia, fin de la Segunda guerra mundial]

…los británicos prosiguieron el proceso de desnazificación de los centros docentes. Los rusos habían iniciado aquel proceso con suma parsimonia, mientras que los hombres de Wilkinson [gobernador militar] retiraron en total a unos cuatrocientos maestros de un colectivo formado por 3130 personas.

(En Después del Reich, Gilles Macdonogh, parte 2, capítulo 10)



 

25 febrero 2025

Carmilla

La doncella a lo Rossetti, Europa central, el castillo aislado, visiones nocturnas, esos elementos típicos de lo que se llama novela gótica nos son presentados ya desde el principio y lo demás se adivina. El maligno aparece en forma inocente, como otra doncella a lo Rossetti, esta de pelo oscuro, y aparece como víctima de un accidente de diligencia. La madre sigue viaje, un viaje inexcusable, la hija queda de huésped en el castillo, conde la doncella vive con su padre y dos damas de compañía. Las dos chicas no tardan en trabar una amistad de esas de juventud, arrebatadas, apasionadas. Pero la estancia de Carmilla coincide con fenómenos extraños que afectan a la psique y al cuerpo de la protagonista y narradora, Laura por poético nombre. Aunque la gente cree en vampiros, y Carmilla da bastantes pistas, Laura tarda en atar cabos, supongo que cegada por la amistad. A través de otros personajes, sin embargo, se va descubriendo la similitud del caso de Carmilla y Laura con otros sucedidos a algunos antepasados…

Lo que ahora son tópicos entonces era solo moda. Por lo demás, hay poco que destacar aquí, salvo esa sensualidad que Sheridan imprime a la relación vampírica, explotada un siglo después, y de modo más grosero, por subproductos perfectamente prescindibles.

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22 febrero 2025

Bacteria mutante

La verdad es que ya no recuerdo a ninguno de los personajes de La gangrena, así que no puedo identificarlos en esta secuela. Una secuela negra, negrísima. Es como una Historia interminable con desgracias en vez de monstruos. Hace falta todo el talento narrativo de Mercedes Salisachs para que no abandones la lectura, medio muerto de depresión. Pero bueno, Lo que el viento se llevó es así en cierto modo, y el final es más consolador que allí, algo así como Astérix y Obélix cuando, después de una desavenencia, se abrazan llorando, ¡buaaa! El perdón gana la partida.

En la primera parte asistimos al malcasamiento de Lolita con uno de los tipos más despreciables que ha producido la literatura de la Salisachs, un militar y aristócrata egoísta y prepotente que, en plena posguerra, se lucra vendiendo armas medio inservibles a países africanos y para colmo delata como único culpable a su socio. Tienen tres hijos que, muy comprensiblemente, les salen rana: gigoló, comunista, drogadicta… La segunda parte nos lleva a la actualidad (últimos años del felipismo) y consiste en el diálogo catártico entre Lolita y su amor de siempre, Carlos Hondero, al parecer el protagonista de La gangrena. Por fin, la sinceridad, que faltó hasta entonces en las relaciones interpersonales, se abre paso.

La historia privada transcurre en paralelo con la historia española, en la que se implican los hijos, cuya vida acaba dando un vuelco para mejor. En La España Bis, diario fundado por uno de ellos, es fácil reconocer a El País y su deriva sectaria, que en la novela es obra no del hijo sino de otro de los fundadores. Le perdono a la autora su visión unilateralmente negativa del franquismo (no puedo con estos monárquicos, de verdad) con base en los tópicos más groseros de la izquierda. Se lo perdono, digo, por esta descripción del felipismo:

De golpe desterraron la ética, el buen gusto, la moderación y la sensatez, para sustituirlo todo por la horterada, la anarquía, la prepotencia y la corrupción. Querían enseñarnos a vivir a costa de desterrar de nuestro panorama la razón de la vida, para sustituirla por la razón del sexo. Nos aseguraban que “progresar” era matar antes de nacer, que perder la inocencia era menos importante que perder un programa de televisión, que sustituir la S del seso por la X del sexo era lo que permitía que la humanidad fuera feliz. Que los prejuicios eran conatos de “moralina caduca” y que creer en Dios era la más aberrante forma de anclarse en el pasado. Dios los estorbaba. Dios no se avenía con aquel disparatado afán de lucro, de violencia, de terrorismo solapado que suponía, ya entonces, fomentar pornografías, violencias y aberraciones.

El Señor fue misericordioso con doña Mercedes y se la llevó sin que llegase a conocer el sanchismo.

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19 febrero 2025

Ojeando X

 

Cada vez me encuentro a más tarados que cuestionan “si de verdad Hitler fue malo”. ¿Qué les enseñan en las escuelas en este siglo?

Y han tardado.

Cuando se asegura que la verdad no existe y que la moral es relativa (y llevan mucho tiempo en ello) no sé por qué hay que emitir juicios de bueno o malo sobre las personas o los hechos.

IU pide incluir la música tradicional asturiana en los planes educativos.

Les doy más ideas:

--Decoración de paneras con perspectiva de género.

--Historia de la montera picona, I y II

--Sexualidad alternativa en la mitología asturleonesa

--Desarrollo sostenible del manzano

La lengua española y las Matemáticas, ya luego si eso.

La Sexta: “EE UU no deja títere sin cabeza…”

Si viviera hoy Lázaro Carreter, no sabría por dónde empezar.



08 febrero 2025

Principios morales de uso más frecuente

El libro se dedica a ampliar algunas cuestiones contempladas en la encíclica Veritatis splendor de Juan Pablo II, y lo hace en torno a tres principios: el del mal menor, según el cual es lícito hacer una opción reducida a limitar el alcance de un mal cuando no es posible conseguir el bien; el de totalidad, que afirma que la mutilación sólo es moralmente permisible si es necesaria para el bien de todo el cuerpo; y el del voluntario indirecto o causa de doble efecto, se entiende un efecto bueno y otro malo. Los tres han sido objeto de abuso y el autor (Fernando Cuervo), sin entrar en enojosas casuísticas, se dedica a poner en claro cuándo y de qué modo son aplicables.

Me quedo con una frase y un párrafo.

La frase es del cardenal Newman, hoy san Juan Enrique:

La conciencia tiene unos derechos porque tiene unos deberes.

El párrafo contribuye a superar una duda que me quedó a propósito del libro de Matias García Gómez sobre la conveniencia o no de tolerar (o no legislar contra) el aborto voluntario en aras del principio “la verdad no se impone”.

La confusión entre tolerancia y autorización positiva del mal ha servido para que en determinados ambientes se pretenda aplicar a la ley del divorcio y aborto el principio de tolerancia, que permitiría tolerar el mal para evitar otros mayores. Esto constituye un grave equívoco, que conviene clarificar, pues ninguna ley que vaya contra el derecho natural es “tolerancia” en el sentido permitido por la ley moral. Una cosa es “tolerar” un mal, por ejemplo, no castigándolo por determinadas razones, y otra muy distinta –que constituye una cooperación ilícita al mal y un pecado—es contribuir a “legislarlo”, a reglamentar el ejercicio de ese mal autorizándolo positivamente.

Se trata, pues, de una cuestión de derecho natural, mientras que ningún precepto de derecho natural obliga a adoptar el catolicismo como religión de Estado.

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