Digo benemérito porque es admirable eso de dedicar la vida a
un idioma arcaico con caracteres endiablados como el acadio o el sumerio, y
quemarte la vista entre tablillas. Como decía el Gallo, hay gente pa tó.
Se trata de un poema épico del tercer milenio antes de
Cristo que se va desvelando a medida que se descubren nuevos fragmentos. Con lo
que hay tenemos una idea bastante aproximada. El citado editor, Andrew George, tapa los agujeros, hasta
donde es posible, con versiones provenientes de fuentes diversas, como hizo Menéndez Pidal con el Cantar del Cid.
El argumento del poema es asequible en un susurro a Google
(aquí por ejemplo) y los temas, amistad, amor, muerte, poder, no sé si les
suena. Lo único difícil son los nombres de algunos personajes. Me suena la
diosa Ishtar, por Conan (Howard era
tan copión como Víctor Mora, a la hora de inventar nombres). Sí, porque esto es un cuento de dioses y hombres,
como los de Homero. Tres milenios
creyendo en tonterías. Espero que no nos tiremos otros tres creyendo en los
cien géneros y en la transexualidad. En todo caso, lo mejor que dejó el
politeísmo fue literatura.
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