se necesitan dos santos, dice la sabiduría popular, y las comillas las pongo yo. Algo similar expresa Celia Brooke en Middlemarch, el novelón de George Eliot.
... arrinconada en el fondo de su corazón yacía la
idea de que su hermana era demasiado religiosa para la comodidad familiar. Los
principios y los escrúpulos eran como agujas caídas, que hacen que uno tema
pisar, sentarse e incluso comer.
(Capítulo II)
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