Otro casete adquirido sin haber oído ni visto antes
al artista. El caso es que era barato, las canciones prometían y lo mismo la
cara y el nombre del tipo. No defraudó. Descubrí una voz de bajo excepcional,
que brillaba especialmente en La balada de Davy Crockett, River of no return y Born to lose (aquí versión radiofónica). Lo de Davy Crockett es lo que siempre
yo había oído con la letra de Pancho López, aquel que vivió toda una vida en
diez años o así. En realidad es un canto al héroe de El Álamo, por supuesto: el
rey de la frontera salvaje, que conocía cada árbol de su extensa tierra. River
of no return es el tema de la película del mismo título, que creo que
contaba con Marilyn Monroe y Robert Mitchum como protagonistas. Born
to lose es un lento lentísimo, y de esto adolecen algunas otras piezas de
esta antología, como Bright lights and blonde-haired women o el mismo Mule train, que Frankie Laine interpretaba de modo mucho más rápido,
aunque con voz menos poderosa.
Hay que destacar también el Sixteen tons, la obra
maestra de Merle Travis a la que Ford dio fama internacional:
tengo una grabación en directo de Travis donde este interpreta su propia
canción, cambiando el final: en lugar de I owe my soul to the company store,
I owe my soul to Tennessee Ernie Ford. De todos modos mi 16 tons
favorito es el de los Platters, con la voz de Herb Reed, por
supuesto.
Chocante es un Shot-gun boogie de 1950, que presagia
el rock and roll que llegaría cinco años más tarde. Y el disco-casete se
cerraba con el clásico Nine pound hammer, también de Merle Travis, del que me encanta el fondo
orquestal, muy western. Por cierto, la cinta incluía el nombre de los
directores de orquesta en cada pieza.
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