José Javier Esparza, Juicio a Franco
Es la única falta que le pillo a Esparza en este libro y que me hace reflexionar sobre lo difícil que debe de ser, por lo visto, distinguir entre el indiferentismo religioso y la libertad de profesar lo que a uno le venga en gana.
Con todo, es cierto que el hecho se dio: muchos eclesiásticos dejaron de misionar como consecuencia de ese equívoco, del que no tuvo la culpa, ciertamente, el Concilio.
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