Junto a los de siempre, como "Vuelva usted mañana"
o "El castellano viejo", esta edición de Clásicos Castalia incluye un
par de artículos donde Larra se dedica a ironizar largamente sobre un periódico
rival; en particular uno es bastante extenso, llega a cansar y no tiene más
interés que el histórico-biográfico, aunque hay que reconocer que Larra
es Larra y sus pullas siempre son ingeniosas. No tengo a mano el
ejemplar y no recuerdo el título, pero lo digo para que se lo salten, si
quieren, en cuanto lo reconozcan.
Hay otros artículos que revelan la servidumbre de tener que
escribir sin que quizá haya mucho que decir. Pero los más interesantes, desde
luego, son aquellos que inciden en polémicas que aún colean, como los toros (Larra
era un antitaurino convencido), la pena de muerte (aunque colee lejos), el
Carnaval (tener que divertirse a la fuerza) y, claro, la burocracia. El
dedicado a "El duelo" puede ser lo mejor que se ha escrito sobre tal
costumbre afortunadamente erradicada (la de matarse por "honor",
digo, no la de velar a los muertos)
Evaristo Correa Calderón firma una larga y jugosa
introducción (como todas las de Clásicos Castalia) en la que se decanta por la
idea de que el suicidio de don Mariano fue efectivamente por el
desengaño amoroso, sin que su pesimismo con respecto a España y la sociedad en
general fueran determinantes en tan lamentable decisión.
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