Tal o cual vez, a los partidos les toca montar (escenificar,
dirían hoy) un lamentable número de Pinto y Valdemoro. Es su destino: tratar de
contentar a todos para no contentar a nadie. Ahora le está tocando al PSC, o a
su cabeza, que es igual. Ya están en Pinto, ya están en Valdemoro. Es un número
de cuerda floja en que se arriesga poco, salvo en época electoral. El pueblo
soberano tiene mala memoria, o la tiene corta. Es lo que hay, desde hace
treinta años.
...
Mientras unos publiquen tratados de moral y otros hagan
películas, los de los tratados de moral no levantarán cabeza. El cine, que
puede convertir en héroe a un asesino, es muy capaz de presentar como un acto
de amor lo que no es más que quitarse de encima un estorbo. Los premios ayudan
un poco, también. Sale un tipo con cara de pobrecito de Dios que dicen que ha
hecho una película titulada Amor, que acaba resolviéndose en una
eutanasia, y a tragar la bola. Así que a ver quien explica luego que amar es
decirle a alguien "es bueno que tú existas".
...
El socialismo defiende como gato panza arriba su modelo de
educación. Bueno, como gato panza arriba no, porque están lejos de una
situación desesperada; de hecho, siguen llevando las de ganar, teniendo en
cuenta lo que hay enfrente. Parte importante de esa educación es la renuncia a
inculcar principios morales básicos y fomentar el relativismo, también mediante
peliculitas cuya proyección en sí es más eficaz que el debate que la sigue
(cuando la sigue), convenientemente dirigido además, pues, en efecto,
quien enmarca el debate gana el debate, y el marco suele consistir en
"aquí no hay más verdad que la verdad de cada uno".
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