Y, ¿qué tiene de malo la vida de los Levov? ¿Qué hay en este
mundo menos reprensible que la vida de los Levov? Pastoral americana
concluye con estas preguntas, no necesariamente irónicas, lo que quiere decir
que Philip Roth renuncia a dar respuestas. Toda su novela es una gran
pregunta. El Sueco, Seymour Levov, es hijo de un inmigrante judío de esa
nacionalidad, y ha heredado el emporio de fabricación de guantes de su padre.
Es un americano triunfador, ya desde su infancia y juventud, como deportista
admirado por todos sus compañeros, y además luego se casa con una miss Nueva
Jersey. Pues bien, va su hija y le sale terrorista. Pastoral americana
es el libro de mayor extensión, que yo sepa, dedicado a la tópica pregunta:
"¿en qué hemos fallado?", hecha por unos padres responsables a
quienes un hijo les sale rana. Y la pregunta queda abierta porque Roth
no toma partido por nadie. Aunque la novela concluye con la risa floja de una
profesora liberal que se goza en el fracaso del modus vivendi de la alta
burguesía de su país, la fe marxista tampoco es la respuesta, tal como Roth
plantea aqui las cosas, sino parte del problema, o más bien una de sus
consecuencias. En mi opinión, toda la novela es una ilustración de aquello que
decía no sé quién: "Hemos estado tan preocupados por darles a nuestros
hijos lo que nosotros no tuvimos, que nos hemos olvidado de darles lo que sí
tuvimos". Los Levov creen bastarse a sí mismos, y haber
creado las condiciones para que todo ruede a pedir de boca. Judíos como eran,
no aprendieron nada de lo de la torre de Babel.