30 octubre 2012

Moral revolucionaria


Sobre el marqués de Poza, personaje de Don Carlos, de Schiller:

Poza ama a la humanidad y, enamorado de sí mismo, se entusiasma con sus acciones, que han de servir a la dicha de la humanidad. Evidentemente ama también a su amigo Carlos, pero lo ama como un representante del todo: "En el alma de mi Carlos creo un paraíso para millones" (verso 4257 y sigs.). El amor a la humanidad se traga el amor al individuo y así el marqués cae en el fatal defecto de "atentar contra la libertad ajena, descuidar el respeto a los derechos de otros y ejercer no pocas veces un despotismo muy arbitrario" (II, 261).

La moral revolucionaria traiciona en lo particular lo que pretende conseguir para la totalidad, a saber: la libertad. Por una parte exige que el hombre se convierta en su propio fin y, por otra, lo convierte en medio de sus cálculos. Tras las máscaras de la lucha por la libertad se esconden "la violencia, el secreto" y "el afán de dominio" (II, 261)

Rüdiger Safranski, Schiller o la invención del idealismo alemán 


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