"No queremos la paz, queremos la
victoria".
Esto podría suscribirlo fácilmente un etarra, a despecho de
su propia propaganda. Pero raramente un demócrata. Lo que dice mucho
acerca de quién está más convencido de su causa.
En efecto, suena demasiado... radical, ¿no? En una de
aquellas manifestaciones contra el chalaneo con ETA, me pareció oír gritar:
"No queremos paz, queremos libertad". Me dije que vaya, por fin
estábamos dejando de consumir papel de fumar. De nada vale una paz con concesiones
a los criminales, y hay que decirlo bien alto. Pero un acompañante me corrigió
con un gesto de cierta reconvención: no, hombre, dicen "ya tenemos paz,
queremos libertad".
Vaya.