La idea de Dios como conciencia del universo no creo que sea
muy ortodoxa, pero la de Dulcinea como la imagen que Dios tiene de mí, es
cuando menos interesante.
No es este mi yo deleznable y caduco; no es este mi yo
que come de la tierra (y al que la tierra comerá un día) el que tiene que
vencer; no es este, sino que es mi verdad, mi yo eterno, mi padrón y modelo
desde antes de antes y hasta después de después; es la idea que de mí tiene
Dios, Conciencia del Universo. Y esta mi divina idea, esta mi Dulcinea, se
engrandece y se sobrehermosea con mi vencimiento y muerte. Todo tu problema es
este: si has de empañar tu idea y borrarla y hacer que Dios te olvide, o si has
de sacrificarte a ella y hacer que ella sobrenade y viva para siempre en la
eterna e infinita Conciencia del Universo. O Dios o el olvido.
Miguel de Unamuno, Vida de don Quijote y Sancho
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