Javier Garisoáin:
¿Qué es eso de que ahora las mujeres trabajan? Siempre
trabajaron. Lo que de un tiempo a esta parte se ha producido es un cambio en
sus trabajos, y un giro denominado “incorporación de la mujer al mercado
laboral”, que nos venden como si fuera un logro. Como dando por hecho que las
cosas son valiosas por estar en un mercado… Las cosas grandes e imprescindibles
para la vida como la amistad, el amor, el mar, la fe, las nubes o la sabiduría
ni se compran ni se venden. Están fuera del mercado. Así vivían antes las
mujeres decentes: fuera del mercado, la política, las armas, las sacristías y
casi fuera de la ley. Porque existía un mundo femenino, hecho por y para la
mujer. Un mundo imperfecto como todo lo humano. Un mundo bendito, levantado
sobre la pura presencia femenina, que es lo que daba consistencia a los hogares
en un reflejo de lo que pudo ser el legendario matriarcado original. Cada vez
que los avatares de la historia han corrompido esa cáscara social típicamente
masculina que llamamos patriarcado, ha quedado al descubierto el corazón de
cada pueblo, que es ese corazón materno al que recurren llamando a su madre los
hombretones más fornidos cuando se hallan de verdad en apuros.
En La antorcha, nº 3, julio 2023