Una sentencia judicial humillante, y de terrible lectura para un abatido Klaus Mann, ya en la posguerra, impediría la difusión de su novela [Mefisto] en Alemania al ofrecer un retrato demasiado “realista y vívido” del oportunista Gründgens.
En Mercedes Monmany, Sin tiempo para el adiós, p. 30, 1ª edición
No me jorobes… ¡También mandaba Franco en Alemania, macho!