Bueno, otra vez Cela y el franquismo y tal. Pero qué Umbral. Mintiendo como un bellaco y sabiéndolo. Es que me pongo a ojear Las palabras de la tribu y leo que el Pascual Duarte desentonaba mostrando la España negra en medio de un coro triunfal, o algo así. Sería la España negra, pero la que había… antes de Franco, puesto que la acción de la novela acaba con la guerra civil. Umbral… Espero que recapacitara en… los umbrales de la muerte. Me voy luego al Valverde, a ver qué dice sobre James. “El novelista de la gente bien”. No sabías decir otra cosa, tu, Valverde. Con los comunistas hasta la muerte, pero ni un paso más allá, ¿no? De ánde habrán sacado su riqueza, ¿eh?, de ánde. Se marca un pie de foto con esa preguntita como de pasada. Ya podías ser menos sectario al menos en un libro como ese, que se supone que es un manual. Pero soy injusto: por otro lado, me encuentro a Valverde diciendo más o menos lo mismo que yo sobre James: mucha sutileza psicológica (thinness), y poca moral y poca trascendencia, casi con mis mismas palabras, incluyendo el contraejemplo de Dostoievski, mecachis, que critico estoy hecho.
El arte de aprovechar nuestras faltas: me distraigo aquí y
allá, última semana de junio, bendita sea, pero las distracciones me sirven para ir llenando este blog, que no se
apolille.