Si hubiera existido Internet en 1979, probablemente me
hubiera convertido en fundador del Club de Fans de Rocky Sharpe and The Replays. Fue esta cinta la que inauguró mi
primer reproductor, un adobe de Sanyo que mis padres debieron de dar a los
demonios muchas veces.
Hoy me resulta ridícula la admiración que llegué a sentir
por estos tipos, pero el caso es que aún recuerdo sus nombres, reales y
artísticos: Robert Stanislaw Podsiadly
(Rocky
Sharpe), Jan Henrik Podsiadly (Johhny Studs), Misi Ellen Edwina Blizard (Helen Highwater)
y Mike Vernon (Eric Rondo). Vernon era además el productor, y llevaba como tal una carrera nada
despreciable, que incluía nada menos que a John
Mayall. Aquí ejercía de voz baja.
Era un grupo vocal que revivía el estilo doo-wop de los últimos 50, un estilo de
cuya existencia me enteré gracias a ellos y del que lo único que se podía oír
por entonces sería lo que algún chiflado programara en Radio 3. Hoy me consta
que hubo grupos a manta, la mayoría de negros e italianos, salidos de los
barrios bajos, o eso dicen las historias. Pero lo cierto es que todos ellos me
siguen pareciendo inferiores a Rocky
y los suyos. Tal vez sea cuestión de técnicas de sonido. El cuarteto era
británico y en este revival se les
habían adelantado otros combos como Showaddywaddy o Darts, pero sólo ellos
consiguieron colocar dos singles en el top 10, en concreto Rama Lama Ding Dong y Never,
revisiones de originales olvidados hacía tiempo.
La cinta (el LP) empezaba con esas dos canciones, pero yo
flotaba con todas. Lo curioso es que me parecía haberlas oído antes, si no una
por una al menos sí el concepto, por
así decir, que subyacía en ellas. Reminiscencia, supongo, de películas
norteamericanas. Porque, aunque sólo una era de la autoría del grupo, los
originales de las demás también me eran desconocidos, incluso el Return to sender de Elvis Presley o el Imagination que cantaba algún crooner estilo Sinatra.
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