20 diciembre 2014

¡Odia!


Presumen los de Podemos de sonreír a los que les odian. Parece muy bonito, incluso cristiano, pero, como bien dice una contertulia, estos tipos están confundiendo la discrepancia con el odio, lo que resulta más bien sectario. Es la misma fraseología que vemos en el movimiento gay. Pero además puede pensarse que no sólo el ladrón, sino también el odiador, piensan que todos son de su condición. El odio está en la entraña de todo movimiento marxista, o simplemente socialista. Creo que era Ramiro de Maeztu, en una de sus primeras publicaciones, quien firmaba una historia en la que Cristo volvía a la tierra en los albores del siglo XX y encontraba a una persona que creo era un trabajador o al menos un hombre de condición humilde, y le espetaba, a modo de novísimo mandamiento: "¡Odia!" Era el signo de los tiempos, parecía sugerir el autor, muy de izquierdas por entonces.

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