Hojeo una revista del corazón y veo que habla repetidamente
de it-girls. Imagino que es una expresión de moda, pero acudo a la
Wikipedia y me entero de que el término tiene casi noventa años, pues proviene
de una película de 1927 titulada It, como el relato de Stephen King.
Pero en este caso eso es algo positivo: una cualidad misteriosa que hace
atractiva a una mujer.
Claro, en español no podemos calcar el término, porque nos
saldría chica eso, y chicas ESO lo son todas en España en algún
momento de su vida, y serlo no supone precisamente un toque de distinción.
Pero nosotros tenemos nuestra propia expresión para lo
mismo. Lo que los americanos llaman it es, ni más ni menos, lo que llamó
Feijoo (fray Benito Jerónimo) el no sé qué. Uno de sus
artículos más famosos se titulaba así, y se refería a ese punto de belleza o de
atractivo que poseen ciertas personas u obras de arte y que no sabemos explicar
puesto que no reside en nada en concreto. Lo que, por cierto, sirvió a los
eruditos para decir que ahí el sabio benedictino se apartaba del racionalismo
de su tiempo y anticipaba el romanticismo. Psché.
Pero, en ese sentido, llamar it-girl a Sara
Carbonero y congéneres sólo significa que el concepto se ha devaluado mucho
a lo largo del siglo.
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