29 abril 2013

Los que van a misa son los peores.


Una diferencia radical entre la mera filosofía moral y el cristianismo es que los ideales morales existen para triunfar, pero el cristianismo existe para remediar los fallos. Los ideales morales se dirigen a la gente que cree tener alguna esperanza de lograr estos ideales, pero el cristianismo se dirige sólo a personas que han desesperado de alcanzar estos ideales por sus propios medios; el cristianismo viene de Cristo y Cristo "no ha venido a llamar a los justos sino a los pecadores".

Quienes no saben esto no tienen nada que ver con el cristianismo, aunque vayan a la iglesia los domingos. Quienes no saben esto asisten a la iglesia como unos estudiantes de arte que se sientan en un hospital, disfrutan de su arquitectura, pero no están allí como pacientes. La Iglesia no es un museo para santos, sino un hospital para pecadores. Profesar públicamente ante el mundo que eres cristiano yendo a la iglesia cada domingo no es decir al mundo que eres mejor que ellos, sino que estás desesperadamente enfermo.

La Iglesia es en gran medida como los alcohólicos anónimos. Lo que hay que admitir, sin olvidarlo nunca, en A. A. es que "soy un alcohólico". Un cristiano es alguien que sabe que es un pecador, que ha aceptado la cura de Dios. La más estúpida de todas las razones para no ir a la iglesia es una de las más comunes: "no soy lo suficientemente bueno". El único requisito es que se sea bastante malo. ¿Rechaza alguien ir al hospital porque no está suficientemente sano?


Tal vez la excusa en cuestión sea la más común en la América de Peter Kreeft (Cómo tomar decisiones). En la España tragacuras es más bien otra: yo no lo necesito, no tengo nada que hacerme perdonar. En el fondo, en Kreeft hay una oculta ironía, porque de sobra sabe que todo el mundo necesita el perdón, que todo el mundo es "malo". Pero el suyo es un libro de moral para cristianos y no cristianos y, por tanto, también para quien "cree tener alguna esperanza de lograr estos ideales".

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