No se defendió mal Dickens fuera del proletariado
inglés. De hecho, pienso que esta es una de las mejores novelas históricas de
todo tiempo y lugar. No es una historia de dos ciudades, sino una historia
en dos ciudades (A tale in two cities), y aquí sí que creo que
habría sido pertinente la traducción del artículo a. París y Londres, en
los tiempos de la Revolución francesa, son el escenario de los hechos. Así como
uno nunca entenderá la Edad media, ni ninguna otra época, a base de tragarse
los ladrillos de mala pasta que enguarran las estanterías de novedades,
es fácil hacerse una idea de las circunstancias que rodearon la gran revolución
leyendo a Dickens. Pero se trata también de una gran novela de
caracteres y de una excelente trama de acción.
¿Fuera del proletariado inglés, dije? En todo caso, el autor
no se desembaraza del todo de esos caracteres que le han dado fama: criaturas
indefensas maltratadas por brutos de esos a los que un juez habría quitado hoy
la custodia de sus hijos y alejado de sus mujeres. Todos tratados,
también, con la mezcla de humor y melodrama que es otra de sus marcas.
Esta edición de Bruguera que he utilizado (¡lo que le
debemos a Bruguera!) va provista de unas exhaustivas notas de Salustiano Masó
que no sólo aclaran los datos históricos y da cuenta de las peculiaridades del
lenguaje dickensiano que se pierden en la traducción, sino que se permite
ciertas ironías. Por ejemplo: "... llegó a hablarse de 12 000 víctimas en
las polémicas contra la Revolución. Comparado con los terrores de los tiempos
modernos, en la Rusia comunista y China, en la Alemania nazi y en la Cuba
castrista, el terror francés fue obra de unos aficionados."
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