Orwell: Hemos llegado a un momento en que defender lo obvio
se ha convertido en la tarea fundamental de una persona honrada.
Quevedo: “¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se
ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?"
He censurado al ministro del Interior cuando confundía la justicia con la venganza. Ahora es momento de alabarle por su independencia frente al más tonto de los totalitarismos. Espero que reciba como timbre de
gloria los dicterios de la gleba intelectual, entre ellos los del amortizado
presentador de “Es la mañana de Federico”. El paladín de la libertad, ya saben.
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