Este es un libro de historia, y con esto digo que no es de
divulgación histórica. Se halla repleto de referencias bibliográficas y
documentos que constituyen (supongo que como en todo libro de historia) lo más
jugoso de los dos volúmenes, muchos de los cuales (de los documentos) aparecen
en las notas, por lo que conviene no perdérselas.
Por Iglesia entiende Gonzalo Redondo no sólo la
jerarquía, sino todos los que de un modo u otro se llamaban católicos, o al
menos cristianos (la parte dedicada a Unamuno es amplia e interesante).
Esto supone una cierta novedad pero no se aparta de lo ortodoxo, puesto que la
Iglesia es la comunidad de los bautizados. Se divide, como he dicho, en dos
respetables volúmenes, nada fáciles de localizar hoy día, correspondientes a
los años de la República y de la Guerra Civil, respectivamente, y cada uno
estructurado en capítulos que dan mucho más de lo que prometen en el título.
Pero lo más apreciable de toda la obra es la perspectiva
empleada, que ve el enfrentamiento entre los españoles como la precipitación de
ciertas tendencias que actúan desde que se inició la modernidad, y que
podríamos cifrar en el laicismo (primero liberal, luego "democrático"
o socialista) y el tradicionalismo, dos caras, para el autor, de una misma moneda.
Lo curioso es que las dos tendencias sobreviven en un plano, el político, que
es el más superficial, ya que a principios del siglo XX la cultura de la
modernidad entra en crisis, y son los espíritus más selectos de la época
quienes dan cuenta de ello al reflejar en sus obras un mundo incomprensible,
carente de fundamentos. A todo ello dedica el autor una imponente introducción
titulada "Iglesia, Estado y sociedad en el mundo moderno", para mí la
visión más lúcida que existe sobre dicho tema.
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