Aquello no era política,
sino música, dice un personaje* de Vintila
Horia evocando su militancia en el nacionalismo rumano. Es un nuevo modo de
afirmar aquello tan comentado de que el fascismo es “la estetización de la política”,
que a su vez hace pensar, a los españoles, en el estilo y la poesía
joseantonianos. Safranski también se refiere a ello en su libro ya citado aquí,
cuando analiza la huella romántica en el nacionalsocialismo, para concluir que
es mejor no hacer de la política una obra de arte, sino detener el vuelo de la imaginación
en el estrato de la filosofía. Pero, me pregunto, una vez instalada allí, ¿se le puede
impedir seguir avanzando?
*En Marta o la segunda guerra.
__