Hay un apartado sobre el transhumanismo, tema estrella, en
los últimos años, de las publicaciones digamos amigas. Y a mí que no me parece
para tanto, a no ser que lo conectemos con el asunto homo y transexual, que es
lo que realmente va a dejar hondas secuelas psicológicas en este suelo, el
llamado Occidente digo, hoy realmente occidens,
condenado salvo milagro a ser una gran casa de orates, que se decía en mi casa.
Se trata de un solo artículo, del que paso.
Creo que al tal Michel Ignatieff no le habían dado aún el Princesa de Asturias cuando salió este
número. Aquí escribe sobre las rectoras de las universidades norteamericanas obligadas a dejar el cargo por comprometerse a favor de Palestina cediendo a las presiones de los grupos izquierdistas. De su artículo resalto dos frases, las destacadas por el propio editor de la revista (costumbre que no me gusta, por cierto: resaltar es interpretar, y es como si hubiese dos autores del artículo en vez de uno):Es cierto que en los campus de EE UU las modas izquierdistas absurdas
no se acaban nunca. Pero estas instituciones son demasiado pluralistas,
diversas y competitivas como para permitir que una sola ideología,
especialmente una tan ridícula como la woke, se apodere de ellas.
La autoridad moral de una universidad reside en su devoción a la
verdad, no en su capacidad como institución para respaldar posiciones
moralistas.
Nuevo libro sobre el nacimiento del romanticismo en Alemania.
Leo el Avance, porque ahora en NR no
reproducen todos los artículos en su dedición en papel. Creo que se equivoca la
señora autora del libro (Andrea Wulf)
cuando habla de que tales artistas hicieron bandera del libre albedrío: por el
contexto se deduce que por libre albedrío
entiende más bien la libertad de conciencia. Por esto y por alguna otra
cosilla, creo que no voy a interesarme en el libro.