de citar esta frase la próxima vez que tenga que dar una charla de formación a través de la lectura.
Las mías [lecturas] se
confinan a periódicos, que me dan los hechos; a libros de ciencia y de
historia, que me permiten entenderlos; y a clásicos, que me sugieren las
medidas con que valorarlos.
Y más adelante:
Las grandes novelas, pero solo las grandes novelas, son purificadoras
en el mismo sentido en que Aristóteles hablaba de la “katharsis” de la tragedia
griega. El héroe de una gran novela no es el héroe que nos presenta el
novelista, sino cada uno de sus lectores. A la antigua pregunta: “¿Qué es Hécuba
para nosotros?”, los latinos contestaron: “De te fabula narratur” (de ti se
habla en la fábula). Las grandes novelas son purificadoras porque en ellas se
libera el ánimo de la ilusión de la felicidad individual.
(Ramiro de Maeztu, La crisis del
humanismo, capítulo “El ideal de felicidad”)