que se juzgue un asesinato como un “delito de odio”? ¿Es que ahora sale más caro odiar que asesinar? Me temo que algo hay de eso; lo malo es pensar que, dado que el odio como tal no se puede probar judicialmente (por odiar responderé ante Dios, pero no ante los tribunales, a no ser que mate, hiera o injurie), el tal “delito de odio” lo que hace es penalizar la libre expresión de los sentimientos, con el objetivo poco disimulado de penalizar, de hecho, el pensamiento. Estar en desacuerdo con ciertas cosas es ya odio, lo que nos lleva a acabar con el fundamento de toda democracia, al menos tal como me han enseñado que es la democracia, que se fundamenta en el libre contraste de pareceres. El parlamento, de llevar al extremo este planteamiento, no sería más que un nido de odios. El delito de odio es un ejemplar acabado de instrumento totalitario.