La primera caridad que les debemos es la verdad. Que nadie espere de la Iglesia palabras de aquiescencia. La unión de dos personas del mismo sexo jamás será un matrimonio. Esta afirmación no contiene ningún juicio acerca de estas personas, que siempre serán capaces de dar pruebas de cariño y generosidad, pero nunca podrán pretender vivir lo propio de la conyugalidad: el don de los cuerpos en un amor fecundo. Creo que el papa nos invita a no alimentar las ambigüedades a este respecto. Como hijo de san Ignacio, a quien debemos sus maravillosos Ejercicios espirituales, sabe que el estandarte de Cristo no es el de la confusión y los sobreentendidos. Nos invita a la caridad por la verdad y a la verdad en la caridad.
Cardenal Robert Sarah, en Se hace tarde y anochece