Leo las razones de los que critican la retirada de los
bustos y demás iconos de José María Pemán. La mayoría me parecen tan
lamentables como la propia decisión sectaria del ayuntamiento gaditano. Que no
era franquista. Oh, no. Pues va a ser que se opuso al alzamiento con todas sus
fuerzas y que sufrió cárcel y destierro durante el régimen, si os parece.
¿Franquista cien por cien? ¿Quién lo fue, salvo Carmen Polo, quizá?
No, por Dios, Pemán no era franquista, era católico y
monárquico y discutió algunas decisiones del generalísmo. A parecer, si hubiese
sido franquista hasta la reverencia habría derecho para quemarlo en efigie y
prohibir hasta la mención de sus obras. Así llevamos cuarenta y dos años,
preparando el terreno a las leyes mordaza de la actual gobierna. Enhorabuena.