Dentro de aquella Reforma que condicionó la actividad de
los que, como Isa, se encontraban atados por el trabajo a ese medio, no es ya
la falsedad, el fraude, la corrupción o la injusticia lo que le parece más
llamativo. Atrae su curiosidad el fenómeno de las adhesiones masivas a la
estupidez manifiesta, la gran adhesión, en buena parte silenciosa pero cierta,
a premisas de puerilidad insostenible, la autocensura que, sin necesidad de
recurrir a explícitas coacciones, procuró el asentimiento. [...]
La Reforma, esa Ley del 90 que el tiempo hará anecdótica,
gozó de esa aquiescencia. Ni sus vagos tópicos ni su argumentación nula ni sus
contradicciones palmarias o la evidencia material de los intereses y
manipulación a que servían sus fines precisaban de intrincado análisis. Tampoco
eran indispensables geniales dotes para prever sus nocivos efectos en el
alumnado y la degradación laboral que prometía...
Mercedes Rosúa, El
archipiélago Orwell
Es increíble lo bien que dice esta mujer lo que yo pienso.
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