No crea usted a quienes le digan que la juventud está
hecha para divertirse: la juventud no está hecha para el placer; está hecha
para el heroísmo. Es verdad: un hombre joven necesita heroísmo para resistir a
las tentaciones que le rodean, para creer él solo en una doctrina
despreciada... para estar solo contra todos, para ser fiel contra todos. Pero
"tened valor, que yo he vencido al mundo..." La virtud es la
que nos hace hombres. La castidad le hará a usted vigoroso, ágil, alerta,
penetrante, claro como un toque de clarín y esplendoroso como el sol de la
mañana. La vida le parecerá a usted llena de sabor y de gravedad, y el mundo,
lleno de sentido y de belleza.