11 enero 2013

Una anticipación de Clarke


El doctor Heywood Floyd (2001 Odisea del espacio) recibe el bloque de noticias desde su nave espacial:

Floyd se preguntaba a veces si el bloque de noticias, y la fantástica tecnología que tras él había, sería la última palabra en la búsqueda del hombre de perfectas comunicaciones. Aquí se encontraba él, muy lejos en el espacio, alejándose de la Tierra a miles de millas por hora, y sin embargo en unos pocos milisegundos podía ver los titulares de cualquier periódico que deseara.  (Verdaderamente que esa palabra de "periódico" resultaba un anacrónico pegote en la era de la electrónica.) El texto era puesto al momento automáticamente cada hora; hasta si se leían sólo las versiones inglesas, se podía consumir toda una vida no haciendo otra cosa sino absorber el flujo constantemente cambiante de información de los satélites-noticiarios.

Resultaba difícil imaginar cómo podía ser mejorado o hecho más conveniente el sistema. Pero más pronto o más tarde, suponía Floyd, desaparecería para ser reemplazado por algo tan inimaginable como pudo haber sido el bloque de noticias para Caxton o Gutenberg.



De hecho, a la altura del 2001 las comunicaciones habían ido más allá de lo imaginado por Clarke, mientras que los viajes espaciales no se hacen aún con la soltura con que tienen lugar en la novela. Tal vez porque hacen menos falta de lo que se pensaba hacia 1968.

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