A menudo no aprobamos a un alumno: evitamos suspenderlo.
Cierto, y no ocurre sólo en cuarto de ESO (it), como piensa
Toni Sala (Crónica de un profesor en Secundaria), sino en primero y segundo de
Bachillerato. No sólo "el primero de bachillerato se parece mucho a un
quinto de ESO", sino que inventamos incluso un sexto o un séptimo (porque
cabe la repetición), hasta que damos los títulos con la cara del que da para el
Domund. Pero el malo es Wert.