26 noviembre 2024

El amor enamorado

Lope nos cuenta el mito de Apolo y Dafne con su característico desenfado, con dioses que son personajes de Alicia, ninfas que son mozas de entremés e incluso un gracioso, el pastor Bato, con sus miedos y sus zumbas (gran texto el suyo, por cierto). Apolo (aquí Febo) mata a la serpiente Fitón (sic) y despierta la envidia de Cupido, mientras que Dafne se empeña en seguir los pasos virginales de Diana, lo que enfada mucho a Venus, que aliada con su hijo trama la venganza que conocemos: flecha de desamor para Dafne, flecha de amor para Febo y metamorfosis en laurel de la ninfa. La vis cómica de Lope alcanza su cenit aquí:

Arrojo el roble, y desde hoy

quiero de ti coronarme:

desta rama haré a mi frente…

 

DAFNE

¡Ay!

 

FEBO

Perdona…

 

Pero la fábula de Apolo y Dafne ocupa solo la mitad de la comedia. Es el caso [destripe] que Diana quiere vengarse de Cupido y hace al propio Amor enamorarse perdidamente de la ninfa Sirena (de ahí el título, claro), la cual vacila (otro punto cómico) entre el dios y el hombre en quien tenía puestos los ojos, el pastor Alcino. Pero Júpiter (deus ex machina, una vez más) arregla no solo ese matrimonio sino también el de Bato, mientras Cupido queda rumiando venganza… [fin del destripe]

Maravillosos versos, sobre todo las décimas, como las que suelta, encadenadas, Cupido al final de la obra; no en vano las décimas, decía Lope, “son buenas para quejas”. Y redondas sentencias, de las que dejaré aquí apuntadas algunas.

__