nos impiden estar atentos a lo que es diferente de lo humano, a lo que
precisamente nada tiene que ver con lo humano.
El animalismo, en fin, emparenta con las teorías de género
al ser incapaz de apreciar las diferencias: “esta incapacidad de concebir la
diferencia tiene que ver con otra que no quiere admitir que existen de forma natural
hombres y mujeres, que son en general diferentes”. De hecho, añado yo, la
famosa “atención a la diversidad” de que tanto se habla en la enseñanza no es
más que una atención a la diversidad… para negarla, puesto que se trata de dar
cosas iguales a personas diferentes, negando que haya estudiantes con
capacidades más altas que otros.
Desconozco el origen del término bioética, pero el hecho es que Braunstein
lo aplica a los profesores que hicieron causa de la eutanasia, mientras que
hoy, como sabemos, la Bioética es una especialidad, con cátedra y todo, de la
que se ocupan más bien los defensores de la vida desde la concepción hasta la
muerte natural. El hecho de que hayan podido ampararse bajo la bandera de la
ética cosas como la eutanasia, el aborto voluntario o incluso el infanticidio,
horroriza con razón a nuestro hombre:
¿Qué ha sido de la ética para que tales profesores existan? ¿No será
acaso su vida la que no merece la pena? ¿En que se ha convertido nuestra
sociedad, que se permite semejante profesorado?
Podríamos aplicarlo a la política también, claro. Quienes
promueven aberraciones desde el parlamento rara vez las ven con buenos ojos
cuando se producen en su propio entorno familiar. Igualmente, “se reconoce
fácilmente al militante proeutanasia porque él está pletórico de salud”. Por otro lado, es fácil pontificar sobre el
derecho a la vida cuando eres tú el que dice qué vidas son dignas de vivirse. Como
concluye jocosamente Braunstein,
Si se piensa que la vida de una persona humana no puede ser protegida
más que cuando esa persona es consciente y ha entendido lo que es la vida y la
muerte, ciertamente Singer y sus fieles merecerían la muerte sin tardanza, de
manera ética, eso sí.
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