04 abril 2023

Cirlot

Mi interés por Juan-Eduardo Cirlot (siempre lo escribió así, con guion, a la francesa) creo que arranca del primer ejemplar de Ínsula que compré, y lo hice sin saber que se trataba de un monográfico: lo de empezar a comprar Ínsula era fruto de un propósito de estar al día en lo que se refiere a crítica literaria.

Solo conocía ese nombre por una breve mención en los manuales, creo que lo ponían como ejemplo de un surrealismo tardío, que hacía juego con el postismo de Ory. Ínsula me reveló a un tipo inclasificable dentro de las corrientes de su tiempo (un insular, vaya), interesado por lo espiritual sin ser cristiano a derechas, con perdón1; amigo de ese medievalismo esotérico y esa mística que quiere enlazar con lo pagano buscando raíces comunes. De hecho coleccionaba espadas (quién tuviera espacio y dinero para hacer lo propio) y (de esto me enteré mucho después) llegó a coquetear con CEDADE, más por la vertiente esotérica del nacionalsocialismo que por el racismo positivista que está también en su base. También por estética, como el carlismo de Bradomín.

Aunque, a propósito de estética, hay que decir que la de Cirlot solo en cuanto a motivos medievales, mágicos, etc. coincide con la del nacionalsocialismo. Cirlot cultivaba un vanguardismo que podemos llamar surrealista2 solo en un sentido amplio. Sus poemas son crípticos, basados con frecuencia en un juego de sonidos y de signos que quiere ser simbólico. Por otra parte, se mostraba afín, en estética y personalmente, a Tapies y a su grupo Dau al set. Todo ello lo aleja del clasicismo que era una de las marcas de los totalitarismos contemporáneos (y a mí me deja frustrado, todo hay que decirlo, pues soy enemigo de las adivinanzas en literatura)

En cuanto a la biografía de Antonio Rivero Taravillo, creo que es un buen trabajo, al menos desde el punto de vista literario, ya que no puedo juzgar de la exactitud de los datos biográficos del personaje.

__

1Aunque alguna vez declaró su voluntad de ortodoxia:

…nada más lejos de mi intención que el hacer algo heterodoxo ni que atente lo más mínimo, no ya contra el sentimiento cristiano de la existencia, sino concretamente contra el dogma de nuestra Santa Iglesia Católica y Romana. (Rivero, capítulo IV, p. 53)

2A propósito de un encuentro con André Breton, Cirlot rompe una lanza por los surrealistas contra los existencialistas:

El existencialismo vulgar requiere solamente una superficial declaración de ateísmo, despeinarse, usar pantalones si se es chica, y poner cara trágica en todos los casos. (Rivero, capítulo VI, p. 84)

 

__