…pero sucede que ya no se ve en ella misma. ¡No importa!... Un pueblo
no se juzga por la masa. La masa francesa que en 1940 renunció a la guerra es
la misma que la que hoy está tentada de renunciar al Imperio, es decir, al
honor, las cargas y el riesgo del imperio.
Parece que estuviera hablando un franquista, ¿eh?... Bueno,
ya se ve que muchas de las cosas que se juzgan franquistas son más normales de
lo que se piensa. No le importa tampoco ser supremacista
en lo que respecta a las virtudes: “lo que esperan de nosotros es que estemos
[los franceses, se entiende] por encima de la media, digámoslo claro: que
seamos superiores a ellos”. No es malo ser superior, de hecho
el más determinado de los imbéciles, siempre que corra riesgo de reventar,
verá muy bien, momentáneamente al menos, que su médico sea netamente superior,
no le encontrará nunca bastante superior.
Eso sí, nobleza obliga:
No tienen miedo [los demás]
en absoluto de nuestro prestigio. Su temor es, por el contrario, que habiendo
perdido la conciencia de ese prestigio y de los derechos que este confiere,
hemos perdido al mismo tiempo la conciencia de los deberes que implica.
Seguiremos.
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