06 marzo 2023

La libertad, ¿para qué? (I)

Se trata de un cuarteto de conferencias que Bernanos pronunció en los años de posguerra, imbuido de un afán profético, avisando de los males que podría traer la nueva situación. En la primera de ellas, "Francia ante el mundo del mañana", nos sorprende con una exhibición del famoso chauvinismo francés. Nos habla, por ejemplo, de un presunto espíritu de la nación, que él identifica con su historia: “Para reconocer a Francia hay que verla en su historia, es decir, en su espíritu”. Está reprochando a algunos franceses que sean incapaces de reconocer a su patria en el estado actual:

…pero sucede que ya no se ve en ella misma. ¡No importa!... Un pueblo no se juzga por la masa. La masa francesa que en 1940 renunció a la guerra es la misma que la que hoy está tentada de renunciar al Imperio, es decir, al honor, las cargas y el riesgo del imperio.

Parece que estuviera hablando un franquista, ¿eh?... Bueno, ya se ve que muchas de las cosas que se juzgan franquistas son más normales de lo que se piensa. No le importa tampoco ser supremacista en lo que respecta a las virtudes: “lo que esperan de nosotros es que estemos [los franceses, se entiende] por encima de la media, digámoslo claro: que seamos superiores a ellos”. No es malo ser superior, de hecho

el más determinado de los imbéciles, siempre que corra riesgo de reventar, verá muy bien, momentáneamente al menos, que su médico sea netamente superior, no le encontrará nunca bastante superior.

Eso sí, nobleza obliga:

No tienen miedo [los demás] en absoluto de nuestro prestigio. Su temor es, por el contrario, que habiendo perdido la conciencia de ese prestigio y de los derechos que este confiere, hemos perdido al mismo tiempo la conciencia de los deberes que implica.

Seguiremos.

__