21 enero 2015

Figuras de la Pasión del Señor


Los relatos evangélicos han tenido más interpretaciones en las artes plásticas y en la música que en la literatura, y es una pena, porque sería enriquecedor comparar los diferentes acercamientos literarios a aquellos hechos igual que uno compara las visiones del Greco, Leonardo o Velázquez, por ejemplo. Tal vez esta reflexión me la sugiera el hecho de que Gabriel Miró ha realizado algo muy parecido a la pintura en estos... cuadros, en efecto, ya que malamente puede hablarse de relatos y menos de novela. Pero los Herodes, Judas, Caifás, Barrabás, samaritana, etc. que pueblan estas páginas tienen mucho también de las figuras reflexivas y muy siglo XX de Pasolini en su Evangelio según san Mateo.

Hay una diferencia, y es que las figuras de Gabriel Miró se hallan enmarcadas en ese paisaje exuberante y arrebatador en su sensualidad que es la marca del autor. Pero es posible que este paisaje tenga su papel en el parecido con Pasolini, porque comunica a los personajes una languidez que les hace parecer inactivos, eternizados en su particular papel de la historia sagrada, como si ya lo conocieran y lo estuviesen revisitando. El paisaje, el paisaje está por todas partes y te abraza hasta el agobio. Son páginas densas, como todas las de Miró, densas de colores, perfumes y rumores. Sí, Miró es excesivo en ese aspecto, dificulta el avance, aunque no puedes dejar de admirar mientras braceas en medio de esa profusión. Y a veces quedas, como el otro, "mudo, absorto y de rodillas", como en la descripción de Herodías, en el pasaje que comienza "Enloqueció de celos de todos, menos del esposo". Uno puede quedarse años releyéndolo, como el monje que contemplaba el cielo en la cantiga alfonsina. 

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