La pieza titular de este disco la grabó Carl Mann en
los 50, pero aquí queda remozada como si le hubieran dado Rally, aquella cera
milagrosa que hacía parecer el coche nuevo. Es de una simplicidad aplastante:
los típicos acelerones del rock and roll, que nos sé cómo se llamarán
técnicamente (con los que comienza el Rock de la Cárcel, por ejemplo); una
frase repetida hasta la saciedad (y que no figurará nunca en las antologías de
literatura sapiencial) y un par de contundentes solos de guitarra. Eso y una voz
de lo más hillbilly, tranquilota y sin excesos, lo convierten en un
auténtico paradigma del género. Lamentablemente no lo encuentro en la red, sólo
la versión primitiva.
El resto de los temas son tremendamente buenos si uno es un
fan del rockabilly más escorado hacia el billy. La mayor parte son también
revisiones de títulos propios y de otras figuras de los 50, como el estándar Till
I waltz again with you o el I´m left, you´re right, she´s gone que
figura en la colección Sun de Elvis. Hay dos cosas nuevas, compuestas
por Steve Bloomfield, el alma de Matchbox (Paradise y No
one to talk to). Y la gran particularidad del disco (1980) es que la cara A es de
estudio y la B en directo. Mann, impecable en ambas, salvo por esa
puñetera costumbre suya de alargar ondulando las vocales finales.
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