Incomoda lo suyo leer a cada paso Empordà, Figueres o Girona en la traducción castellana (Destino) del Cuaderno Gris de Pla, a cargo de Dionisio Ridruejo. Resulta sorprendente que nadie le enseñara a este hombre que la mayoría de los topónimos catalanes tienen versión castellana. Imagino que en la verdulería pediría coles de Bruxelles. Lo que no sé es por qué no tituló su propio libro Cuadernos de Rossiya.
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