09 abril 2012

Mirar por un canuto.


Resulta lamentable ver cómo nuestros críticos empequeñecen a los autores españoles, reduciendo su alcance a lo meramente local o circunstancial y (sobre todo si se trata de la posguerra) haciéndolos portavoces de una oposición política solapada. Carme Riera, hablando de los cuentos de Carmen Laforet:

...cuya lectura considero altamente recomendable no sólo para los interesados por la obra de Laforet y la literatura de posguerra sino también para los estudiosos de nuestra historia, ya que en ellos se refleja extraordinariamente la situación social de aquel entonces, la de un país gris, pacato y pobre... etc. etc.

Si abrimos a René Albères (Panorama de las literaturas europeas), el horizonte se ensancha:

Después de haber acusado al universo de absurdo, el hombre se acusa de mentira y cobardía. Sabe que está encerrado en sí mismo y se le confiesa también. En 1944, la novela Nada, de la joven española Carmen Laforet, cercana de Julien Green, es la expresión de esa soledad. "De nada sirve correr si hay que seguir siempre el mismo camino, encerrado entre las paredes de nuestra personalidad".

No sé si me explico.

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