23 enero 2008

Leyendo el último pedrusco de Ken Follett


(alguien tiene que hacerlo) me viene a la cabeza la propaganda nazi, que con medios más bien modestos consiguió crear en las masas un clima de odio hacia el judío y hacerlo responsable de todos los males. No disponían de best-sellers, ni de series televisivas, ni de un regimiento de profesores adictos. Todos estos medios existen hoy, y entre todos han conseguido presentar a la Iglesia católica como un parásito que absorbe nuestras ansias de felicidad. Hoy la Iglesia es, en la conciencia europea, y sean o no conscientes los consumidores de kenfolletes y danbrownes, lo que los judíos en la Alemania de los años 30. Sólo falta saber cuándo se decretará la solución final.