Ya era hora, hombre. La izquierda ha estado viviendo del cuento desde que empezó la transición: la democracia, las libertades y tal. Un cuerno. Si ha habido un enemigo de la democracia antes de Franco, ese fue el PSOE.
La II República española nos aparece, después de un libro como este, como un régimen de compromiso entre fuerzas que realmente sólo aspiraban a imponerse de modo más o menos totalitario. Se soportaban, pero nada más. Pero no podía pedirse a unos partidos marxistas, como el PSOE o el PCE, que no tratasen de ir más allá. La República era para ellos un eslabón necesario, pero transitorio, hacia la dictadura del proletariado.
Y Pío Moa no exagera la nota en la valoración de los hechos, lo que constituye uno de los mejores avales de este libro. Aquí se exponen, mayormente, hechos, hechos desnudos, aunque presentados por una pluma que conoce su oficio.
Quiero decir que el libro está lejos de la aridez. En realidad, su estructura es un modelo de buen hacer estilístico. En lugar de seguir un orden lineal, Pío Moa nos presenta, en una primera parte, el relato de la insurrección armada del 34; en la segunda parte, la gestación política de la revuelta; y en la tercera, los preparativos militares.
"En el momento actual los que se llaman liberales son los retrasados... Un joven puede ser comunista, fascista, cualquier cosa, menos tener ideas liberales." Sólo estas palabras del novelista César Arconada, citadas por Moa, servirían para explicarlo todo.
Nota redactada en abril del 2002.
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