04 abril 2007

Noam Chomsky

(que también es lingüista), hablando de la coherencia que debe acompañar a toda oración gramatical, ponía este ejemplo de frase no coherente:

Incoloras ideas verdes duermen furiosamente.

Pero lo mismo podría haber elegido esta de Emilio Gutiérrez Caba:

Cuéntame
comete un acto delictivo, pues esconde los horrores de la dictadura.

¿Por dónde empezar a comer esto? Sé que a un actor hay que exigirle que interprete bien cada papel, no que razone como Cicerón. Pero no sé, un poco de... En fin, cuando Quevedo equiparaba el hablar al defecar, debía de estar pensando en este tipo de abusos del don de la palabra. A duras penas Pío Moa ha conseguido glosar como es debido la última parte de la frase. El conjunto es inabordable, salvo en un contexto soviético, ese que tantos actores españoles parecen añorar.

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