29 abril 2007

La Yihad, y vale ya

Y tampoco entiendo que sectores que se dicen conservadores estén dispuestos a desacreditar a la justicia española y a sembrar dudas sobre la responsabilidad yihadista en los atentados del 11M, basándose en delirantes teorías conspirativas.

(Juan Avilés Farré, catedrático de Historia en la UNED, colaborador del GEES y del Instituto Elcano, etc. etc.)

Huy, cuando se enteren los de El Mundo de que les llaman conservadores. Lo que yo no me explico es ese empeño por asentar que los autores del crimen fueron yihadistas, y vale ya. Es muy probable que hubiera una autoría material yihadista. Ni siquiera ahí están las cosas claras. Pero menos aún lo están en lo que concierne a las responsabilidades por inducción, colaboración y manipulación de los hechos y de sus consecuencias. Responsabilidades que un colaborador del instituto Elcano, del GEES y etc. etc. sabe que existen siempre en un hecho de esta magnitud.

En cuanto a eso de las teorías conspirativas, no he oído enunciar ninguna, al menos de modo público. Lo que se ha hecho es formular preguntas, expresar dudas y constatar falsedades. Y tratar de darles respuesta por la vía de la investigación periodística. Estamos hablando del suceso que cambió el rumbo de la política española en puntos esenciales. Y por tanto no hay nada más importante, a día de hoy, en la vida nacional, que esclarecer ese hecho. Sorprende, por tanto, que se desautoricen esas pesquisas con suficiencia casi gay, calificando como enfermos (paranoicos) a quienes las llevan a cabo. Y sorprende más viniendo del sector de las víctimas (políticas) del atentado.

Hay aquí una cierta beatería democrática, que defiende quijotescamente la pureza del sistema, que se horroriza ante la posibilidad de que personas e instituciones democráticas se hayan mancillado con algún hecho criminoso propio de otros regímenes. Y es la derecha (o el centro, vaya) la más esforzada en esta lid: véase el famoso pasar página de Aznar sobre el GAL. Algunos han escarmentado. Otros siguen intentando vender por virgen a cualquier partido que se diga democrático, incluso el que gobierna. Que ya es tener imaginación.

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