En su ensayo "La España celestial", José María Marco se refiere a la decepción que para Unamuno significó la neutralidad española en la guerra mundial.
Por eso esta es la experiencia más amarga que hasta entonces le había tocado vivir. Él convocaba a los españoles a una cruzada y ellos prefieren lavarse las manos, como Pilatos. La Historia es para ellos una "lata", una simple molestia. Prefieren mirar para otro lado y no enterarse de lo que ocurre. La presencia inglesa en Gibraltar había demostrado de sobra que prefieren la humillación al sacrificio de su mezquino pasar. Ahora ya sabemos lo que son: unos cobardes. Tienen miedo al peligro, a arriesgar su vida miserable, a pensar, incluso. Han olvidado lo que es el orgullo, y, puestos en el trance de elegir, prefieren ser europeos de segunda categoría. Los descendientes de quienes hicieron de la defensa de la fe su razón de ser han elegido la abstención: Don Quijote, de volver a cabalgar por los caminos de España, preferiría morirse de vergüenza, como a Costa y a Ganivet se les reventó el corazón de pena y de asco.
(Recogido en La libertad traicionada. Siete ensayos españoles)