10 julio 2025

Perlas vosslerianas (y III)

El sentimiento del honor de los soldados y de los oficiales era, en este ejército, un fundamento más importante que la disciplina. “Por la honra pon la vida, y pon las dos, honra y vida, por tu Dios”, era un conocido proverbio militar. Con harta frecuencia se daban motines, pero rara vez actos de cobardía. Y no, ciertamente, por su composición y organización, sino por la idea de que era honroso servir al rey de España, este ejército, que se componía de españoles y extranjeros, de voluntarios y de gentes procedentes de levas, fue un verdadero ejército nacional, el primer ejército nacional de la Edad Moderna. Este ejército, que era considerado una escuela de honor, en que los tránsfugas y parias podían ganar de nuevo la consideración social, pasó a constituir un ejemplo para el resto de las naciones. Era también puerto de refugio para todo género de aventureros. Y precisamente en ese azar de honores y derrotas se veía su valor educativo, confortador, rehabilitador ante Dios y ante los hombres. En la aventurosa carrera militar, los sanos de espíritu y los valientes se sentían a sus anchas, los débiles mal, y los frívolos adquirían la gravedad de que estaban faltos. Servir en el ejército español no fue solo una escuela del honor y de la aventura, sino también un penal donde iban a purgarse delitos pasados. Junto a los voluntarios militaban los penados, ora en la infantería, ora en galeras. En una galera real termina sus días Guzmán de Alfarache, y sólo ahí llega a la plena conciencia de su vida y a un íntimo arrepentimiento. El autor de la famosa historia escribe: “La vida del hombre milicia es en la tierra: no hay cosa segura ni estado que permanezca perfecto, gusto ni contento verdadero”. (Pp. 123-124)

Cuando se ha empezado […] a estudiar sin prejuicios la influencia de la Inquisición y de la censura sobre la literatura española y las bellas artes, se ha puesto en claro, con gran sorpresa, que dicha influencia es escasísima. La presión ejercida sobre el pensamiento, que consideramos hoy como algo intolerable, apenas la sintieron entonces ni siquiera las mejores cabezas ni los espíritus más delicados. Y eso que debe tenerse en cuenta que los españoles distaban mucho de tener una mentalidad servil, pues experimentaron siempre un gran placer en sublevarse, protestar y desobedecer… (Pp. 139-140)




07 julio 2025

Perlas vosslerianas (II)

[En el drama español] lo mismo que en un sueño, lo sublime se desarrolla, naturalmente, al lado de lo ridículo, y la gravedad más profunda junto a las vulgaridades y las burlas, llegando incluso a hacerse, por ese contraste, más profunda la profundidad de lo ensoñado. Así logra la poesía española, del contraste de lo excelso con lo vulgar, su unidad espiritual y artística. Se parece al claroscuro, que forma del blanco y negro su unidad y su mundo. (P. 57)

                                                                            

Esta historia nos enseña

que para Dios todo es fácil,

y que en el mundo es posible

ser un hombre santo y sastre.

 

(Santo y sastre, de Tirso de Molina, citado en p. 72, que sigue:)

En la manera de ver el mundo, y en el arte de los españoles, lo divino está en íntima relación con lo humano, y el héroe tiene junto a sí al bufón como amigo inseparable…

                                                                            

[Hablando de los Ejercicios espirituales de san Ignacio y extendiendo a la cultura española la cosmovisión subyacente]

En una palabra, el hombre, señor de los animales y de las cosas, con el único fin de servir a la gloria de Dios, fue el ideal teocrático de una vida, a la vez espiritual y militar, según el cual se encaminan el monje y el soldado, el hidalgo y el noble, el rey y, con él, toda la nación. La gloria del hombre se eleva así hacia la gloria de Dios, la cual, a su vez, glorifica el sentimiento humano del honor. (p. 121)



04 julio 2025

Obras de misericordia con cabeza

Si el que llega es un caminante, ayudadle con cuanto podáis; pero no permanecerá entre vosotros más que dos días, o, si hubiera necesidad, tres. Si quiere establecerse entre vosotros, teniendo un oficio, que trabaje y así se alimente. Si no tiene oficio, proveed conforme a vuestra prudencia, de modo que no viva entre vosotros ningún cristiano ocioso.

Didaché o Doctrina de los Doce Apóstoles, 12, 2-4



01 julio 2025

Perlas vosslerianas

De mi segunda lectura de Algunos caracteres de la cultura española, de Karl Vossler, que en su momento dije me resultó difícil de resumir, anoto algunos pasajes de interés.

 

La literatura [española] es en el siglo XVI, y especialmente en el siglo XVII, completamente distinta de lo que fue en la Edad Media, y, si no me equivoco, siente usted [Hugo von Hofmannsthal] más afición por esta poesía barroca que por la medieval. Pero hay un gran motivo que persiste y actúa en la literatura de ambas épocas a través de todas las vicisitudes de su historia y de los distintos estilos: es lo que pudiéramos llamar sentimiento metafísico del honor o, quizá mejor, militarismo religioso. (P. 10)

En la España de entonces [Siglo de Oro] se literalizaba* la vida y se vivía la literatura. Si no, ¿cómo hubieran podido surgir Don Quijote y esta Dorotea? Las dos obras son un espacio poético que se superpone a la vida de un hombre, que se introduce en ella, que la colorea, la eleva, la adorna, la hermosea, la embriaga y también la falsea, hasta que, ante la muerte y la eternidad, se desploma todo su esplendor. (P. 47)

*Sic en la traducción de Austral. Hoy diríamos más bien literaturizaba.

…que seamos como los españoles de los grandes tiempos fueron: que nos sintamos dichosos de vivir, que seamos exaltados y hasta —¿por qué no—frívolos, impresionables y blandos, pero también vigilantes siempre en lo tocante a las cosas eternas. […] En estos tiempos de relajamiento y molicie [1924], a los que estamos condenados, se recrea uno de buen grado en una literatura y un pensamiento como los españoles. (P. 48)

Para el francés, tiene la palabra, en alto grado, un valor activo, práctico y eminentemente realista. Para el español, mucho menos. (P. 58)



28 junio 2025

El idilio de la calle de Plumet y la epopeya de la calle de Saint-Denis

Victor Hugo se interna ahora en el territorio de la picaresca, con Gavroche, el hijo de los Thenardier abandonado a su suerte en la calle, y sus amigos del milieu, como se dirá más tarde. Exhibe de paso sus conocimientos sobre la jerga delincuencial, a la que dedica además una de sus, a estas alturas, ya difícilmente soportables digresiones. Este mundo de la delincuencia callejera se toca con otros dos, uno de índole privada cual es el del romance entre Marius y Cosette y otro de carácter político como el de las barricadas de la revolución liberal de junio del 32. Porque el chico y la chica por fin se encuentran y se entregan a uno de los más azucarados idilios que recuerda la historia de la literatura. Pero Jean Valjean, que no se siente seguro en París, decide embarcarse para Inglaterra con su pupila, lo que ocasiona en los enamorados el desgarro que cabe esperar, al tiempo que Valjean sufre un terrible ataque de celos. En fin, en las barricadas acaban confluyendo los miserables por su pobreza: Gavroche, Éponine, Mabeuf; el miserable por amor, Marius, y los idealistas amigos de Marius. Ninguno de ellos, como personaje, vale la mitad de los de Galdós o Tolstoi, pero el tremendo folletín se sigue leyendo con emoción.

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23 junio 2025

Imán

No es una crónica de la guerra de Marruecos, sino la traslación convincente y desgarrada de lo que uno llega a pensar y sentir cuando solo le queda matar o morir. Lo que sorprende al lector actual (a mí, vamos) es que no es una llantina antibelicista ni una exaltación patriótica, sino que Viance (el personaje que nos hace de cámara subjetiva) es más bien un nihilista que enfrenta lo inevitable con el aguante de quien echa un pulso con no se sabe quién sin pensar en la derrota. Tras el desastre de Annual, Viance echa a andar hacia un frente, luego otro y otro, con encuentros pintorescos, cual un Cabeza de Vaca sin esperanza ni ideales. Como en las memorias de éste, el escenario desértico parece propicio a la alucinación y el borrado de límites entre fantasía y realidad. Sender narra todo esto con sequedad, como si de unos apuntes se tratara (de hecho dice que se trata de unos apuntes) pero cuidando siempre, y con éxito, de no ceder en calidad y eficacia narrativa. En realidad es esta maestría la que nos hace continuar en un relato cuyas variaciones son escasas.

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20 junio 2025

Sammy, 1972-1974

Este volumen reúne tres historias desarrolladas en diferentes ámbitos relacionados con el mundillo gangsteril. La primera, entre pandillas de contrabandistas de alcohol que nutren al tinglado de embarcaciones situadas a la distancia pertinente para desafiar la Prohibición. La segunda, en una tópica dictadura americana con guerrilleros y todo, con Jack teniendo que “formar” al ejército del dictador, que tiene prisionera a su madre sin que esta se entere. Y la tercera en Sicilia, con un Sammy y un Jack haciendo de vengadores de un puñado de viudas que pronto demuestran que quizá no necesitaban protectores. Como es habitual en las series francobelgas, hay un componente didáctico, sobre todo en la tercera historia, que nos pasea por ciertos usos y lugares del país.

Una vez más, me complace que esta gente se relaje fumando y bebiendo en vez de chupando ramitas, y anoto un guiño del guionista: en un momento dado, un médico dice que no cree que el paciente, a quien han tiroteado, se muera, porque supondría tener problemas con la censura. Vamos, que Franco mandaba también en Bélgica, si ustedes me entienden…

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