El autor, teólogo, toma pie de la declaración Dignitatis humanae del Concilio Vaticano
II. Como es sabido, ese documento es una defensa de la libertad religiosa (o,
por mayor precisión, como indica el propio título, “la libertad civil en
materia religiosa”). Explica don Matías
(García Gómez) que hasta ese momento se había tenido en cuenta el deber
moral de los poderes públicos de tutelar la religión verdadera, mientras que a
partir de ahora se prima el derecho a no ser coaccionado en materia religiosa,
sin obviar el deber de toda persona de buscar a Dios y abrazar la fe católica
una vez encontrada. No todo lo que es exigible en el orden moral es exigible en
el orden jurídico.
Cosa que se entiende bastante bien, pero me suscita cierta
inquietud. El propio autor sugiere que esta libertad de coacción podría
ampliarse a otros asuntos en que el consenso moral en una sociedad esté lejos
de ser alcanzado: ¿divorcio?, ¿aborto?... Él no toma partido pero deja la
cuestión abierta. Lo cual no deja de tocarme un poco los esquemas. Más si
pienso que, al menos en España, no venimos de una sociedad licenciosa que lleve
al Estado a observar una respetuosa neutralidad
en tales materias, sino que justamente las leyes liberalizadoras del divorcio o
el aborto son las que han acarreado una cada vez mayor licencia de costumbres.
¿Sabemos realmente lo que estamos haciendo, desde hace medio siglo?
Cuestión sujeta, también, a la libre discusión, como bien se
deduce del libro.
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