07 octubre 2023

Fe

Después de “Anzuelo, sedal y plomo”, Len Deighton puso a cabalgar de nuevo a su Bernard Samson. Esto era en 1994, aunque la acción de su nueva trilogía comenzaba antes de la caída del muro. Deighton no pierde su vis irónica ni, por supuesto, su capacidad de inventar diálogos en que las operaciones de alto nivel se mezclan con los problemas familiares. Alemania del este es aquí la más contumaz de las repúblicas prosoviéticas. Allá va Samson en una nueva misión, siempre con esa crónica sospecha suya de no ser bienquisto por sus superiores. La misión resulta una pifia, pues el tipo que había que sacar de zona roja resulta muerto y el propio Samson deja seco sin querer a un presunto perseguidor. Pero esto es solo el comienzo.

En lo personal, Samson se debate entre dos amores. Fiona, la esposa ante la que “debería arrodillarse” y “ya lo hago, pero siempre me estalla el pantalón y se me sale el culo”, anda algo tocada, según dicen, por la más que abnegada misión que estuvo acometiendo en las entregas anteriores, y que culminó con la muerte de su hermana. A Gloria Kent no le da la gana quitarse de en medio como debería, y Bernard tampoco parece muy interesado en perderla de vista… Trama negra y trama rosa, como de costumbre, imbricándose en una lectura morrocotuda.

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