16 enero 2023

Feminismo inteligente y feminismo necio,

dice Ignacio Sánchez Cámara… Estoy de acuerdo en lo fundamental. De hecho el artículo me parece tan bueno como todos los suyos. Y es cierto que el feminismo fue, en cierto modo, necesario, porque los usos sociales tienden a anquilosarse y el rol familiar de la mujer fue siempre tan apreciado y protegido, como es natural que sea, que verla en otras actividades pudo resultar chocante a muchos, hasta el punto de dificultarles el acceso a ciertos ámbitos profesionales, al arte, a la participación política…

Sin embargo, no deja de producirme resquemor el hecho de que, históricamente, las defensoras de los derechos de las mujeres hayan sido con frecuencia personas fracasadas en su matrimonio o incluso de sexualidad dudosa… No me acordaré ahora de todos los nombres, pero recuerdo siempre los de Emilia Pardo Bazán o Mercedes Formica, por ser las que más cercanas me resultan en cuanto a creencias o ideas. Estas no eran de sexualidad dudosa, por supuesto, pero sí que naufragaron en la cuestión familiar. No las condeno por ello (“quién soy yo”, y todo eso), pero me inquieta, digo, que el feminismo surja siempre como en confrontación a la vida familiar y conyugal, o que al menos lo parezca…

Por eso, el feminismo, así, tout court, necio o inteligente, no puede menos de resultarme antipático. Siempre nos quedará doña Concepción Arenal, claro…