19 septiembre 2020

“Detesto lo que usted dice, pero

 

daría mi vida por que pudiera decirlo”. Esta frase, atribuida no sé si a Voltaire, suele usarse para definir gráficamente la libertad de expresión. Curiosamente (dejémoslo en curiosamente), el PSOE llama democrática a la ley con la que pretende castigar con la miseria a todo aquel que disienta de su visión de la historia; siendo así que, según tengo entendido, uno de los pilares de la democracia es la libertad de expresión. Pero es que la idea de la democracia que tiene el PSOE coincide de hecho con ellos mismos. Es, sí, el rótulo que se ponen en la frente y que les habilita, según creen, para cualquier tropelía. La democracia son ellos, como el estado era Luis XIV.

Lo malo es que, en esta bufonada, el PP ha elegido el papel del patético. Cada vez que el PSOE, con una de sus leyes o decretos, pronuncia su “la democracia soy yo”, me los imagino dando saltitos y levantando el dedo: “¡y yo también!, ¡y yo también!”

Lo serán… pero menos. De eso se trata, claro.