se une a los que dicen que Casa de muñecas es una obra feminista*. Tu quoque. Triste feminismo si el modelo es una mujer que abandona a su familia en pro de no sé qué “deberes consigo misma”. Bueno, es feminista si entendemos que es humanista. Lo que hay en Casa de muñecas es una afirmación de la dignidad de la persona, que en este caso es una mujer; por muchos deberes que una tenga hacia el marido y los hijos, sigue siendo una persona a la que no se puede tratar como una muñeca, quitándole toda iniciativa y responsabilidad.
Y el espectador comprende la reacción de Nora. No es una
mujer débil que se someta al abuso de autoridad ni una santa que lo sufra en
aras de un bien mayor. Otra cuestión es erigir esa conducta en norma para toda
mujer. Elegirse a uno mismo es el camino más corto a la infelicidad, como bien
sabemos.
Y hay aún algo que separa a Casa de muñecas del feminismo de hoy. ¿Qué dice Nora? “Mis deberes
conmigo misma”. Deberes. El feminismo actual, como todos los victimismos
actuales, solo habla de derechos. Como todos los victimismos actuales, es un
movimiento adolescente.
*En su, por lo demás, interesante conferencia en la Fundación Juan March.